La historia de Moltbent me ha maravillado, hace que quiera saber más sobre esta isla.
Hoy al levantarnos para seguir nuestro camino hacia la ciudad de Shandora. Moltbent me ha despertado felicitándome. Se me había olvidado completamente que era Nochevieja, aun era temprano, desde luego, y quedaba aun mucho camino por recorrer pero me gustaría llegar ,en esta noche tan señalada , a una ciudad.
Moltbent, también me dijo que antes de despertarme estuvo mirando la entrada y por lo visto a día de hoy se encuentra en el rio. Pero justamente dentro, bajo agua. Así que tendremos que coger aire y bucear. Estoy preocupado. No por el agua, me encanta el agua. Mi preocupación viene porque según me dijo hay que tener cuidado, el rio es tremendamente profundo y viven algunas bestias que mejor no encontrarse.
--Muy bien—dijo Moltbent--¿lo tienes todo?
--si, tampoco es que tuviera mucho—
--desde luego que no, es cierto…en fin, vamos. —
Moltbent se lanzó al agua y le siguió Siros. Cogieron aire y empezaron a bucear.
Siros se limitaba a seguir a su guía. Sus ojos grises no alcanzaban a ver las rastas negras de Moltbent que se perdían en la oscuridad del agua. Cada vez más y más y más…
Fue entonces cuando se dio cuenta de que se había perdido, no veía a Moltbent y por más rápido que nadaba no lo encontraba, empezó a buscar y vio una pequeña caverna submarina, pensó que quizás estuviera allí, que a lo mejor esa era la entrada.
Se apresuró ya que empezaba a quedarse sin aire. Pero de repente algo le agarraba de la pierna y empezó a tirar hacia abajo, con tanta fuerza que creía que se le iba a salir la pierna.
No sabía qué era aquello hasta que al llegar al suelo lo vio: Una serpiente marina enorme, tan grande como una casa. Siros se acercaba a toda velocidad hacia ella. El miedo se le aferraba a la garganta como la cola de la serpiente a su tobillo. Miró hacia la lejanísima superficie, brillante y llena de necesario aire, después cerró los ojos, pensó que Moltbent estaría más arriba buscándolo y para cuando se diera cuenta de donde estaba sería tarde…
--Baila…Arzibo…--
Debía de estar perdiendo la conciencia, había escuchado claramente la voz de alguien en el agua, como si estuviera en la superficie.
--música de mandato—
La serpiente dejó de tirar aunque seguía agarrando a Siros. Después como movido por una extraña sensación, la serpiente se dirigió con una velocidad tremenda hacia la caverna submarina, llegando en unos segundos, luego dejó a Siros suavemente en el seco suelo y desapareció en el agua.
La caverna parecía crear una burbuja de aire por lo que el agua no llegaba a entrar.
--venga tío—oyó Siros—aun nos queda camino… está bien como quieras—
Siros que estaba casi inconsciente apenas podía distinguir que pasaba, notaba sus pulmones llenos de agua y sobre todo falta de aire.
--baila…Arzibo, canto de fénix—
Otra vez la misma voz clara y concisa, esta vez estaba seguro. De repente una música empezó a sonar por todas partes y sus pulmones empezaron a expulsar el agua, el corazón se le aceleró y sus ojos se abrieron de par en par mientras vomitaba el agua.
--¿estas mejor?—
Siros levantó la cabeza y vio a Moltbent, preocupado, mirándolo.
--¿tú…tú has…?—
Moltbent movió la cabeza asintiendo y sonrió. --No soy un músico cualquiera Siros. Mi música la oyen hasta las estrellas. —
Siros, aun impresionado miró a Moltbent y se incorporó –fascinante…pero ¿cómo?
--bueno, no creo que este sea el mejor sitio para hablarte de esto—interrumpió Moltbent—Verás , si continuamos encontraremos la casa de los 3 habladores…bueno tardaremos bastante pero imagino que llegaremos al anochecer.
Moltbent y Siros siguieron por la gruta, cuando llegaron al final de la cueva vieron una casa circular de gran tamaño en mitad de un enorme páramo
--¿un páramo?—dijo Siros algo asombrado— ¿cómo es que hay un páramo aquí?, ¿Por qué la entrada cambia? ¿Qué era esa serpiente? Y sobre todo ¿cómo haces eso?
Siros explotó, no entendía nada de aquella isla y quería respuestas
--tranquilo amigo—dijo Moltbent—entremos, te presentaré a unos amigos y aclararemos todo.
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