miércoles, 26 de enero de 2011

Más allá de los rugidos amenazantes.

Siros se despertó algo desorientado, miró con los ojos desenfocados por la luz que de repente entraba por la ventana.

Con la luz, la habitación se tornaba más brillante que antes, ya no tenía ese tono anaranjado. Ahora una intensa luz blanca, como la que entra por la ventana los días de verano, bañaba cada centímetro de la habitación. Tampoco estaba el olor a azahar. Ahora un intenso olor a tostadas impregnaba la casa.

Siros se incorporó y vio una mata de rastas que se movían a su libre albedrío.

--buenos días Moltbent—

--eeeehshiinassjsdias. —murmuró Moltbent arrastrando los pies, con cara de dormido y sonriendo al ver a Siros, éste, rió al verlo.

Al llegar a la cocina, vieron como Voldy, sentado a la mesa, comía, lentamente pero sin pausa, un cuenco, tan grande como una olla, de lo que parecían cereales.

Siros se sentó al lado de él mirando con curiosidad el cuenco.

--buenos días, Voldy—dijo Siros—

--¡Oh, vafa!—dijo con la boca llena, tragó con dificultad, asintiendo efusivamente—buenos días, Siros ¿has dormido bien?—

Siros asintió lentamente sin dejar de mirar el cuenco, olía bastante bien, sin embargo a la vista… no era tan suculento.

--¿qué comes?—

--¡oh! –Dijo después de una carcajada amortiguada por la servilleta en la boca—son mis cereales

--ajam—asintió Siros-

--Con espinacas—dijo Moltbent mientas cogía la jarra de leche fría y la vertía en un vaso.

--¡¿EH?!—Dijo Siros contorsionando la cara—

--están muy buenas—contestó mirando con los ojos entornados a Moltbent—

--no lo pongo en duda, pero yo prefiero un zumo y una tostada—dijo Moltbent sonriendo—

El desayuno siguió entre bromas de comidas, tostadas, mermeladas y algún que otro trozo de espinacas, Siros se armó de valor y lo probó. El resultado fue mejor del esperado.

--¿Dónde están Abatwa y Schwa?—Preguntó Siros—

--Pues mira…Schwa está en el mirador y Abatwa, se levantó temprano, siempre lo hace…—dijo Voldy -- ¡oh! Vaya ahora que lo pienso debe de estar esperándoos—

--¿esperándonos?—Preguntó Moltbent—

--Si, mira… al parecer ella ir con vosotros bajo tierra-- ¡oh! ¡Vaya! Debo ir a hablar con ella, tiene que recoger mi libro de ruso—

Voldy se levantó dejando el cuenco con algún rastro de comida. Según había oído Siros, Voldy podía comer inmensas cantidades de comida, eso sí muy, pero que muy despacio.

Moltbent y Siros se apresuraron a tomar la escalera hacia los pisos inferiores. Llegaron a una habitación que parecía tener más pinta de cueva que las demás. No había papel en las paredes ni muebles, ni decoración salvo por la entrada a las profundidades donde Voldy y Abatwa esperaban.

La entrada estaba decorada con columnas de estilo jónico, talladas en la misma pared y en la parte superior de la entrada, un friso simple también tallado en la misma pared y que parecía estar sujetado con las columnas, terminaba de darle una decoración pintoresca a la sala.

--No bajamos mucho a esta zona, por eso apenas está decorada—dijo Abatwa—

--¿Quién ha tallado los adornos de la entrada?—preguntó Siros.

--Abatwa—dijo Moltbent—Se le da bien la piedra y todo lo que tenga que ver con la tierra.

Se notaba también en el olor que apenas habitaban allí, un intenso olor a tierra movida, de esa que se huele cuando los niños hacen agujeros en la tierra mojada, impregnaba toda el lugar.

--Bien, el objetivo es simple,--empezó Abatwa—Atravesaremos el túnel hasta llegar a la ciudad, que es hasta dónde debe llegar—

--¿atravesaremos?, ¿tú vienes?—dijo Moltbent—creía que ninguno de los cuatro se les permitía la entrada—

--¿los cuatro?—dijo Siros mirando hacia arriba extrañado—pero si son tres…--

Abatwa movió la mano derecha como espantando las palabras de Moltbent.

--Primero, el túnel no está completamente terminado, por lo que me necesitáis-- dijo sonriente—además tengo que ir a por el libro de Voldy—

--¡Oh! ¡Qué detalle!—interrumpió Voldy mirando a Siros y a Moltbent nerviosamente---

--y por último necesitamos la ayuda de la cuarta habladora—

--¡¿QUÉ CUARTA?!—gritó Siros –

--OOOAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGR—

Todos miraron a la vez al interior de la cueva, de dónde provenía el espantoso rugido que acababa de retumbar por toda la casa. Siros que tenía los ojos como platos empezó a preocuparse y ya no le parecía tan buena idea pasar por debajo de la tierra, a fin de cuentas había sido atacado hace un día por una serpiente marina gigante.

--¡oh, vaya!—se limitó Voldy a decir claramente asustando—

--ahora saben que estamos cerca—dijo Moltbent—

--¿Quiénes?—

--oh, pues los topos—dijo Voldy que se arremangó y empezó a dar pasos hacia la entrada con aire desafiante—sucias bestias asquerosas, devolvedme mi libro malditos cabrones—

--¡Voldy!—dijo Abatwa con los ojos muy abiertos—

--oh, vaya, perdón—dijo Voldy que sacó un pequeño trozo de chocolate del bolsillo y empezó a comérselo muy despacio—

--Siros, --empezó Abatwa – la cuarta habladora es también una de nosotros, pero ella vive lejos, muy lejos junto a la ciudad. Es nuestra informadora, antes de entrar en la ciudad debemos llegar a su casa.

--OOOOOOOOOOOOOOOOAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAG—

--parece que está impaciente por vernos ¿eh?,¡¡ maldito hijo de puta!!—dijo Voldy otra vez perdiendo los estribos—

--¡¡VOLDY!!!—dijo Abatwa otra vez mirando desafiante a su amigo—te necesito aquí, Schwa estará en el mirador horas, puede que un día entero, así que necesito que tú te quedes aquí vigilando—

--oh, claro—dijo mirando a su amiga con cara de situación

--tranquilo, encontraremos tu libro—dijo Siros levantando el pulgar—

--toma—dijo Abatwa lanzándole una concha grande de color azul intenso y sacando ella otra del mismo color—estaremos en contacto—

--¡En marcha!—dijo Moltbent

Así empezaron la ruta subterránea Siros, Moltbent y la curiosa Abatwa. Caminando hacia el oscuro interior de la gruta más allá de los rugidos que retumbaba por toda la gruta. Mientras Schwa, llamaba con todas sus fuerzas desde el mirador a Voldy , nerviosa por lo que acababa de ver.

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