Kurt siempre ha estado en las puertas de Shandora desde que Siros Dark se quedó en algún lugar de la isla.
Nunca llegó a saber donde se encuentra su amigo Dark, se limita a hacer guardia junto a su amigo, “veintitrés”, que actualmente se le ha asignado otra misión.
Veintitrés era amigo de Kurt desde siempre, y aun así nunca lo ha llamado por su nombre, siempre por su apodo: Veintitrés.
Kurt aun recuerda cuando empezaron sus aventuras Veintitrés y él. Buscando descubrir el mundo, conocer nuevos sitios, nuevas vivencias…Pero sobre todo recuerda el día en que Dark, que aun no llevaba ese nombre, los conoció y les pidió acompañarlos, a cambio les enseñaría a controlar el alma.
Kurt no entendía de qué hablaba Siros, hasta que les enseñó su alma. La potencia, lo que podía hacer invocándola.
Kurt aun sonreía cuando lo recordaba y lo que contestó cuando le pregunto ¿dónde habi aprendido a hacer eso?
--mi abuelo es el que me ha enseñado todo lo referente a los sueños, yo quiero ser soñador y ser eterno—
--ese hijo de puta…¿dónde estará?—era algo que se preguntaba una y otra vez desde que empezó a hacer guardia a las puertas de Shandora.
“espera ordenes, Kurt” le dijo Moltbent antes de irse a patrullar los bosques. Por lo visto si había alguien que supiera encontrar a Dark, debería venir de fuera de la isla, como lo hicieron ellos.
Y ahí estaba él. Haciendo guardia, esperando. Y por supuesto comprobando que no siguieran entrando más espías de los marítimos a la ciudad.
--Kurt—
--¿eh?, Pistach, ¿Qué haces aquí?—
--me envía Adhara—
--¿se ha vuelto a poner el nombre antiguo? En fin ¿Qué quiere?—
--según parece cree que en la casa de los habladores ha habido problemas—
--¿No es ahí donde estaba Moltbent?—
--sí, han tomado el camino subterráneo , Veintitrés los espera en la salida—
--esta bien iré ahora mismo—
--iremos—
--¿tu vienes, Pistach?—
--si—
--¡oh venga ya! No tienes el dominio de ninguna puta alma ¿Por qué vienes? Corres peligro—
Pistach que era delgado llevaba gafas, y lucia un pelo perfectamente despeinado sin parecer harapiento, también llevaba una barba de tres días, no parecía ser alguien que pudiera hacer frente a un peligro de gran envergadura.
--puedo que no sepa usar un alma, pero conozco esta isla y cualquier punto débil de cualquier persona, podría tumbarte sin necesidad de liarme a dar porrazos—
--vete a la mierda, Pistach—
--bueno, lo preferiría, antes que hacer esta misión pero bueno…--
De repente un coco se desprendió de de una palmera y se acercó a gran velocidad a la cabeza de Pistach, Kurt lo atrapó a un centímetro de él.
--está bien, vámonos—dijo Kurt dándole el coco—
--va a ser un viaje muy largo…--
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