jueves, 25 de agosto de 2011

Historias antiguas, el terrible color verde.

Desde pequeño, Gerome siempre ha sido un chico independiente. Alejado de los demás niños nunca, en la vida, ha sido capaz de relacionarse como los demás. De piel blanca, ojos verdes y pelo rizado, siempre ha sido escuálido igual que su vida.

Sin embargo, Gerome siempre ha tenido un objetivo: Ser el más fuerte que los demás pero sobre todo… ser superior a los demás. Y curiosamente sería su desdicha la que le ayudara.

Con 12 años, vagabundeaba por la ciudad de Relou. Una ciudad portuaria de gran belleza, para los pocos ricos que vivían allí, en Relou, se realizaban todos los negocios, todos los encargos que abastecían al mundo, allí se hacía.

Sin embargo la mayoría de los habitantes de tan magnífica ciudad, masificada de ríos que cortaban las calles, vivían en la inmundicia y la pobreza. Gerome, estaba entre ellos.

Una noche, Gerome, se encontraba en el puerto, buscando mercancías valiosas y suficientemente pequeñas como para poderlas robar con facilidad. Se escurría entre las sombras. Quería llegar a un barco que atracó por la tarde y que al parecer salía temprano. Ese barco según había oído, venia de la isla de Mera. Isla famosa por sus piedras preciosa.
Quizás, encontrara un baúl o una caja en la que robar algunas de esas valiosas piedras.

Gerome llegó hasta el muelle 16. Era el muelle en el que atracaba el barco o al menos, eso había oído. Cuando llegó se encontró con un barco que parecía un galeón de Birleo. Ciudad típica por sus embarcaciones. El barco era dorado pero no porque estuviese hecho o recubierto de oro, sino de betroclilatro, el falso oro. Ligero como una pluma pero solido como si fuese oro. También tenía unas velas altas y enormes de uso frecuente y en el caso de falta de viento o de huidas precipitadas, en la parte de popa, un motor de vapor, hacía girar las aspas que impulsaban el galeón. Sin duda era un barco de defensa, robusto y rápido. No contenía ningún tipo de arma que le hiciera aumentar el peso y con ello ralentizar su huida.

Gerome, impresionado por ver tan tremenda embarcación se frotó las manos y se coló por un ojo de buey cercano.

Miró alrededor y no encontró a nadie. Estaba en un camarote, de varios camastros, era simple, seguramente de algunos tripulantes.
Gerome, salió y empezó a buscar la bodega, sería allí donde estaría la codiciada mercancía

Se volvió a deslizar entre las sombras, esquivando a los marineros que estaban de guardia. Tardó una media hora en llegar, pero encontró la bodega.

Llena de cajas y baúles como había previsto. En el momento en el que pisó la bodega, abrió el primer baúl que encontró y… carbón.

--¡claro! ¡qué idiota!—

La isla de Mera... aparte de piedras preciosa, también eran fuente de carbón, se ve que también se aprovisionaban para la máquina de vapor que obviamente funcionaba con la quema del carbón ya que cerca se encontraba una pala y un saco en el que dedujo, se utilizaba para cargar el carbón a la maquina del piso superior.

Miró alrededor y vio un baúl pequeño, de color verde. Se acercó y lo abrió. Sólo había una piedra, de color verde, pero radiaba luz propia. Debía de ser muy valiosa pues estaba rodeada de cadenas.

Acercó la mano y el brilló se intensificó y de repente un calor insoportable y entonces… una explosión verde.tan poderosa que cubrió la bodega, los camarotes, el barco de betroclilatro, incluso el muelle 16 , todo voló por los aires, todo… excepto Gerome, que yacía en el agua inconsciente entre escombros que en cuanto se acercaban al cuerpo, ardían entre llamas verdes.

sábado, 4 de junio de 2011

2º PARON

DEBIDO A QUE MI PC ESTA EN MAL ESTADO... HABRA UN PARON HASTA NUEVA ORDEN ASI QUE NADA, PERDONAD LA YA DE POR SI, LARGA ESPERA.

Saludos y perdonad.

miércoles, 18 de mayo de 2011

UN SUEÑO REVELADOR

“Antes que nada quiero usar la poca proyección que tiene el blog para dar mi apoyo a las manifestaciones que se están dando por un país mejor. MUCHO ANIMO ESTAMOS CON VOSOTROS, este capítulo está dedicado a todos vosotros.




Tras el tremendo rugido del topo ya malherido, los túneles empezaron a temblar de manera desproporcionada. Abatwa temiendo por el derrumbe decidió cortar la fuente de ello


--Siente…--murmuró la chica— ¡CAMEI DO GAIA!—


Tras estas palabras la tierra literalmente engulló al topo. Ante la cara atónita de Siros que aun estaba algo conmocionado por su accidentado intento de invocación, Abatwa se limitó a sonreir y decir –lo mío es la tierra y todos sus derivados, ya lo entenderás—


Sin embargo no hubo tiempo para más, varios topos aparecieron de la nada, asi que empezaron a correr.


--¿por dónde?—gritó Moltbent ayudando a Siros a levantarse—


--seguidme—


Corrieron lo más que podía por las galerías por las que indicaba Abatwa. Estuvieron así una media hora, mientras corrían, la chica y Moltbent intentaban aplacar el asedio de los topos, pero la música de Moltbent no era lo suficientemente alta como para que se oyera por encima de los rugidos de los topos y Abatwa no era capaz de parar a los topos mientras corrían y tampoco podía permitirse el lujo de hacerles frente cuando Siros aun cojeaba y seguía mareado.


--eh compañero—preguntó sonriente Moltbent-- ¿estas con nosotros?—


Pero a Siros no le parecía llegar la información , sus sentidos parecían abotagados. Su mirada perdida y nublada más su balbuceo como respuesta , hizo que Moltbent reaccionara con pavor.


--¡ABATWA!—gritó Moltbent— ¡SIROS!—


Abatwa abrió sus ojos ya de por sí grandes. Sabía que ya no podía hacer nada más salvo plantar cara y esperar que entre ella y Moltbent vencieran a los topos…


Mientras en la cabeza de Siros empezaba a aparecer otro sueño… algo más extraño que otras veces…


En una ciudad de montaña un joven Diego de unos 12 años de edad, portaba una armadura que cubría su hombro derecho y sus manos. también Unos pantalones oscuros y unas botas de cuero negras protegían sus pies mientras que su torso desnudo mostraba sus musculos aun sin desarrollar.


Un joven Kurt de 14 años permanecía de pie con una armadura similar de color negro. Mientras comía una manzana


--¿crees que hará caso a tu abuelo?—


--no conozco a nadie más sabio que él, si no les hacen caso… no tienen oídos—


Un chico rapado tendido junto a Diego jugueteaba con una pequeña armónica, éste no llevaba armadura. Vestía una casaca azul oscuro y unos pantalones a juego.


--Moltbent, para ya—dijo Kurt—me estas volviendo loco—


--me apasiona este instrumento, si averiguo como funciona y lo domino, no necesitaré el instrumento en sí…--


--lo sabemos—dijo riendo Diego—pero recuerda que estamos aquí en señal de protesta—


--¿tardará mucho más?—preguntó Moltbent


--no lo sé, está tardando, pero no olvidemos que está hablando con el parlamento de Estado--


--la verdad, dudo que nos dejen, el poder que tenemos les da miedo –


--tendrán que aceptarnos, sólo queremos igualdad—dijo Kurt—no pueden discriminarnos por eso, por tener poderes—


--les damos miedo, es lógico—


--tal vez, Diego, pero no es razón para que nos persigan y hasta nos maten—


Diego se disponía a hablar cuando una gran explosión hizo volar por los aires la puerta del congreso y el abuelo de Diego, anciano y con ropa de calle, salía del congreso lento pero con obvia premura.


--¡abuelo!—se apresuró Diego a gritar mientras corría hacia él--¿Qué ha pasado?—


--Diego, el congreso no acepta nuestra petición, nos temen—dijo mientras se agarraba al hombro de su nieto—no podemos rendirnos, hay que seguir luchando, para que nuestra habilidad sea algo bueno a la vista de los demás, tenemos que enseñarles las maravillas que podemos hacer—


--abuelo primero pongámonos a salvo, los soldados…--


--no, Diego—interrumpió el anciano—Diego, tú tienes que enseñarle al mundo las maravillas, la magia, la felicidad que podemos crear… tu tienes que ser eterno, no lo olvides—


El abuelo empujó a su nieto, junto a Moltbent y Kurt. Diego permanecía en el suelo a los pies de sus amigos perplejo. No entendía la reacción de su abuelo. Este se volvió a sus compañero


El anciano había ido al congreso a luchar por los derechos de personas como su nieto, para explicarles a los mandatarios que ellos, que podían controlar hasta los elementos, no eran una amenaza, sino todo lo contrario. Él había ido allí junto a miles de personas con el mismo don para reivindicar, la libertad de ser como son sin que lo discriminaran, sin que les atacaran por ser como son.


Miró a los miles de personas que creían en él, "controladores" les llamaban de forma despectiva. Cogió aire, mientras miles de soldados aparecían desde la puerta del congreso.


--compañeros míos—dijo el Diego viejo y cansado-- he pelado por nuestros derechos desde que alguien me enseñó que podíamos ser libres, desde que ese alguien me mostrara que nuestros poderes pueden ser más especiales de lo que ya son. Os pido que no os rindáis frente al menosprecio que nos dan… os pido que no os achantéis. Miradlos—dijo señalando a los soldado—No son más que personas, y nosotros venimos aquí con un sueño, un sueño que podemos hacer real, un sueño que vamos a hacer real—


El viejo se volvió a los soldados, se descubrió el torso que el tiempo había castigado, quitándose un abrigo largo , alzó el puño. Y gritó


--Mi sueños son los que me harán eterno—volvió la cara y miró a su nieto que empezaba a tener los ojos llenos de lagrimas, esa frase fue la que le dijo una vez mientras jugaba—luchad por ellos ¡HACEROS INMORTALES JUNTO A ELLOS!—


Miles de personas gritaron en señal de afinidad con estas palabras y también en señal de respeto al anciano, pero Diego no, Diego veía como se acercaban los soldado y el miedo que tenía se convirtió en pavor cuando un cuervo se posó en su rodilla


--no…--murmuró, pero ya era tarde miró a su abuelo y comprobó como un chico con el pelo largo y oscuro lo agarraba por el cuello


--hasta aquí tu revolución viejo, yo me encargaré de ello—dijo el desconocido.


Un pequeño crujido… casi imperceptible para los demás pero no para el pequeño Diego, una lagrima calló de sus ojos al suelo mientras Kurt perplejo repelía el ataque de un soldado.


Una batalla campal entre controladores contra soldados, que sólo duró segundos.


Diego gritó, como nadie había oído gritar a nadie. Todos se pararon asombrados por el grito.


--¡ARDE!...¡ARDE JODER!—gritó llenó de furia—¡METEORA!—


Un destello cegador iluminó la zona y Diego apareció frente al asesino de su abuelo.


--juro desde hoy mismo que no pararé hasta matarte—


--veo que al menos, entiendes que no puedes hacerme nada ahora—dijo el desconocido


--te mataré—


--hasta entonces… me llevo el cuerpo—dijo el desconocido—


Diego no pudo hacer nada, el tipo agarró el cuerpo de su abuelo y desapareció entre miles de cuervos.


El nieto sólo tuvo ocasión de intentar agarrarlo y caer al suelo


--Velop—dijo mientras desaparecía—mi nombre es Velop, no lo olvides niñato—


Los soldado desaparecieron tras el fogonazo, y sólo quedó el pequeño Diego en el suelo sollozando.


--Diego—dijo Moltbent—estas…


--No soy Diego—dijo el pequeño—mi sombre es Jacob Carax, el asesino de Velop—


--¡despierta!—


Siros, despertó en la galería donde tres topos estaban en el suelo degollados.


--¿Qué ha pasado?—preguntó Moltbent—


--creo que he descubierto como murió el abuelo de Siros Dark—dijo Siros


La cara de Moltbent cambio rápidamente de feliz a serio. Siros se intentó incorporar y vio a los topos degollados.


--qué bárbaro—dijo Siros-- ¿lo habéis echo vosotros sólos?


--les hemos echado una manita—dijo una voz en la oscuridad


--no cambies de tema—dijo Moltbent-- ¿Qué viste?


--una manifestación o algo así, y tú estabas ahí pero sin rastas—dijo señalando a Moltbent—y Siros, aunque con otro nombre y… ¡tú!, tu también—


--claro—contestó Kurt saliendo de la oscuridad-- ¿pero cómo narices sabes tú eso?—





sábado, 14 de mayo de 2011

Diario de Siros. (Túnel casa de habladores)

Hoy tenemos que atravesar el túnel subterráneo que nos acerca a la ciudad de la isla.

Al parecer el túnel, debe conectar con otra casa y que al parecer, pertenece a otra “habladora” como ellos dicen.

Estamos atravesando el túnel. Me guían, Abatwa y Moltbent. Estoy algo nervioso… al parecer nos podemos encontrar cualquier cosa, entre ellos, Voldy, hizo especial mención a unos topos gigantes. Al parecer tienen su libro de ruso.

Abatwa, Schwa y Voldy parecen tener grandes conocimientos sobre lenguas extrañas que jamás había conocido. Ahora mismo Voldy, debe de estar con Schwa en la casa custodiando la entrada o algo similar.

No parecen querer darme mucha más información y… tampoco es que me interesa la verdad.

Me intriga más, la razón por la que estoy aquí. Los sueños que estoy teniendo desde que llegué y los poderes que parecen tener algunos residentes de esta isla.

--El caso es que si nos guiamos por el ruido sólo encontraremos topos y eso no garantiza que también encontremos la salida—dice Abatwa mientras camina—

--entiendo tu preocupación—contestó Moltbent-- ¿pero qué podemos hacer?

--en cualquier caso, Voldy dijo que encontráramos su libro de ruso—

--Chaval, ya encontrará otro libro, lo primordial es evitar cualquier tipo de enfrentamiento, no sabemos, como enfrentarnos a esos topos, aunque Moltbent puede defenderse sólo y yo no soy manca, aun tenemos el problema de que tu eres, y lo digo sin intención de ofenderte, el más débil—esas palabras no parecieron gustarle nada a Moltbent pero sin lugar a dudas menos aun a Siros, que entornó la cara indignada y estaba empezando a caminar dando pequeños tembleques, como quien está aguantando mucho peso—

-- y bueno…-- continúa Abatwa algo incomoda—cómo no sabemos enfrentarnos a esas bestias,tuvimos que realizar varios caminos distintos para crear un laberinto y que así se perdieran las esos seres subterráneos—

--una pregunta—dijo Siros sin mirar a Abatwa—

--si—

--si son seres subterráneos ¿no crees que no servirá de nada tanto camino? Quiero decir, al darse cuenta de que no es el camino correcto, crearan ellos mismo su propio camino ¿no crees?—

--Si, es por eso que al final de los caminos equivocados hay unas piedras llamadas “balckeirs”

Son piedras que inutilizan los sentidos de percepción en simbiosis con un elemento, por ejemplo, si hay una piedra de éstas en el agua, y alguien intenta “hablar “ con el agua para que le indique el camino, el agua no actuará—

--espera ¡¿podéis hablar con los elementos?! Y esos topos… ¿también?—

--Siros, el hablar con los elementos es algo que puede hacer cualquiera siempre que sepa escuchar—dijo Moltbent sonriente.

En ese momento un gran terremoto sacudió el túnel y ante ellos un enorme topo apareció de un agujero. Dejando a Abatwa a un lado, Moltbent al otro y entre algunos escombros a Siros.

--¿Estáis bien?—

--Moltbent, el topo, va por Siros—contestó Abatwa.

Todo pasó muy rápido el topo gigante rugió y se abalanzó sobre Siros. El tiempo se paró, en la cabeza de Siros pasaron mil cosas, como había llegado el topo allí, que quizás Moltbent o Abatwa podrían utilizar sus habilidades para parar el topo antes de que lo tocase…

Pero respecto a eso estaba harto de que ellos lo cuidaran. El pertenecía a uno de los escuadrones de combates más importantes de los Marítimos. Por el amor de Dios… ¡él era uno de los más fuertes! Y no podía hacer nada frente a estas bestias que jamás había visto.

--si tuviera algún poder…--pensó, pero no lo tenía… ¿o sí? De repente se acordó de los sueños que le abordaban desde que llegó a la isla ¿Cómo era el nombre?

--Diego—

Sí, era Diego pero ¿Qué invocaba? ¿Meter? ¿esertora?

--Meteora—pensó—muy bien… lo tengo—

Siros respiró hondo mientras el topo estaba casi sobre él.

--¡ARDE…METEOR…!—

Pero no pudo terminar la frase. Una gran explosión le hizo volar por los aires al igual que e topo, el cual voló otros tantos metros al lado contrario empalándose contra una de las estalagmitas.

Siros se levantó aturdido y dolorido por el golpe, miró a su alrededor y vio con satisfacción que Abatwa lo miraba con la boca abierta y Moltbent venía corriendo con una enorme sonrisa en la boca.

--¿Qué ha pasado?—preguntó Siros

--¡Has invocado a Meteora!—dijo riendo Moltbent—pero te ha rechazado, no es tu invocación

--¿Cómo diablos sabías el nombre del alma de Dark?—preguntó Abatwa

--¿cómo?—

--Meteora. Es el alma de Siros Dark y la invocación, “Arde”. Esa palabra es intransferible y única a cada persona—

--Lo soñé—

--¿LO SOÑASTE?, me asombra que no estés muerto—

--a mi me asombra más que conociera el nombre y la invocación—dijo riendo Moltbent—pero aun me asombra más que conocieras la postura para invocarla—

Era cierto, Siros aun yacía en el suelo con las manos entrelazadas formando un dibujo con las manos. Había aprendido a llamar a un alma que no era la suya y que pertenecía a la persona a la cual buscaban. Siros Dark Shade.

De repente el topo agonizante rugió a una gran intensidad. Y fue respondido por miles de rugidos de todas las direcciones

--¡aaah!—gritó Abatwa— ¡los está llamando!, tenemos que salir de aquí, tenemos que salir de aquí ¡AHORA MISMO!--

martes, 26 de abril de 2011

Un olor horrible

Mientras están llegando a la casa de “Los habladores”, Kurt percibe un hedor, intenso, y casi amargo en el paladar… Kurt mira a su compañero que asiente con preocupación y algo de miedo.

Ambos corren con urgencia, ¿Cómo puede oler así? Y más conociendo a Abatwa, ella siempre deja aromas de flores. Uno distinto cada día.

Al entrar en la casa comprueban que la puerta que estaba abierta, no puede cerrar, pues esta descolgada

--¿Qué diablos ha pasado aquí?—pregunta Kurt—

--claramente algo no muy bueno—dijo Pistach sacando un pañuelo y poniéndoselo en la nariz—y además apesta.

Kurt empieza a buscar a sus amigos., mientras Pistach analiza minuciosamente cada surco en la pared, cada objeto tirado en el suelo, el jarrón roto, el cuenco de espinacas que yacía en el suelo, volcado.

--mmmmm—murmura Pistach--- lo que sea que ha pasado ha pasado en la cocina—

--voy a echar un vistazo en el mirador—

Pistach asiente a su camarada mientras comprueba las ventanas intactas, la sillas volcadas y la mesa intacta

--esto es muy raro…--

--¡¡PISTACH!!—

Pistach subió rápidamente al mirador y encontró a Kurt sujetando a Schwa que tenía una brecha en la cabeza

--¡madre mía!—exclama Pistach al ver el cuadro. Kurt inspecciona si tiene algo más.

--¿Schwa?, contesta, por favor “señorina” conteste—

--no lo va hacer, Pistach—

--eeehhuu—murmura Schwa mientras Pistach mira a Kurt como a quien mira a un niño pequeño

--¿Schwa?¿que ha pasado?—

--el túnel… esta—

--¿Quién?—

Pero no puedo contestar, volvió a desmayarse. La mirada de Pistach volvía a ser de preocupación.

--las constantes vitales, le están bajando ¿no?—

--me temo que sí—dijo Kurt palpando el cuello de la chica—tenemos que entrar por el túnel

--¡¿qué dices?! , antes hay que llevarla a la ciudad, hay que curarla—

--escucha sabiondo, no puede pisar la ciudad, te recuerdo que no son bienvenidos, la único posibilidad es llevarla a la cuarta habladora—

Pistach asintió. Agarró por los pies a su amiga mientras Kurt la cogía por los omoplatos. Bajaron las escaleras, y llegaron a la entrada del túnel, el mismo por el que Moltbent y los demás habían entrado esa misma mañana.

--¿dónde está Voldy?—preguntó Pistach—

--puede que sufriera un destino peor que Schwa…--

La cara de pánico de Pistach hizo que Kurt sintiera una leve pincelada de alegría entre tanto sufrimiento, sin embargo no le duró mucho al pensar lo que había dicho.

--venga démonos prisa, yo la llevaré primero a Schwa, ayúdame a cargarla, canijo-

Pistach colocó a la chica sobre la espalda de Kurt. Y empezaron a caminar por el túnel.

--AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGGGGGGGGGGGGGHSHSHS—

--¡¿pero qué coño es eso?!!

--me temo que es un topo…--

--¿UN TOPO?—

--bueno…supongo que de tamaño gigantesco—dijo Pistach sin dejar de mirar a la oscuridad del túnel—

Pero de repente un destello en la lejanía avisa a Pistach del peligro.

--¡cuidado!—dice empujando a Kurt y por tanto a la habladora también—

--¿QUE COÑO ESTAS HACIENDO?—

--¡mira!—dice señalando un espadón clavado en la pared cercana a donde estaban Kurt y Schwa—

--Es un humano, 32 años.—dijo Pistach mirando a de nuevo a la oscuridad donde antes había visto el destello, esta vez miraba con escrupuloso escrutinio—coge al espada Kurt, y… si, lánzala allí—dijo señalando a varios metros hacia la derecha respecto al destello de antes.

Kurt se incorporó, dejó a Schwa en el suelo lo más suavemente que pudo. Aferró la gran espalda y la lanzó donde dijo.

Segundos después un sonó el sonido del hierro golpeando y un grito de alguien que claramente sufría.

--BINGOOOOOOOOOOOOOOO—dijo Kurt mirando a Pistach mientas éste le sonreía--

viernes, 1 de abril de 2011

Kurt, el guardían aburrido

Kurt siempre ha estado en las puertas de Shandora desde que Siros Dark se quedó en algún lugar de la isla.

Nunca llegó a saber donde se encuentra su amigo Dark, se limita a hacer guardia junto a su amigo, “veintitrés”, que actualmente se le ha asignado otra misión.

Veintitrés era amigo de Kurt desde siempre, y aun así nunca lo ha llamado por su nombre, siempre por su apodo: Veintitrés.

Kurt aun recuerda cuando empezaron sus aventuras Veintitrés y él. Buscando descubrir el mundo, conocer nuevos sitios, nuevas vivencias…Pero sobre todo recuerda el día en que Dark, que aun no llevaba ese nombre, los conoció y les pidió acompañarlos, a cambio les enseñaría a controlar el alma.

Kurt no entendía de qué hablaba Siros, hasta que les enseñó su alma. La potencia, lo que podía hacer invocándola.

Kurt aun sonreía cuando lo recordaba y lo que contestó cuando le pregunto ¿dónde habi aprendido a hacer eso?

--mi abuelo es el que me ha enseñado todo lo referente a los sueños, yo quiero ser soñador y ser eterno—

--ese hijo de puta…¿dónde estará?—era algo que se preguntaba una y otra vez desde que empezó a hacer guardia a las puertas de Shandora.

“espera ordenes, Kurt” le dijo Moltbent antes de irse a patrullar los bosques. Por lo visto si había alguien que supiera encontrar a Dark, debería venir de fuera de la isla, como lo hicieron ellos.

Y ahí estaba él. Haciendo guardia, esperando. Y por supuesto comprobando que no siguieran entrando más espías de los marítimos a la ciudad.

--Kurt—

--¿eh?, Pistach, ¿Qué haces aquí?—

--me envía Adhara—

--¿se ha vuelto a poner el nombre antiguo? En fin ¿Qué quiere?—

--según parece cree que en la casa de los habladores ha habido problemas—

--¿No es ahí donde estaba Moltbent?—

--sí, han tomado el camino subterráneo , Veintitrés los espera en la salida—

--esta bien iré ahora mismo—

--iremos—

--¿tu vienes, Pistach?—

--si—

--¡oh venga ya! No tienes el dominio de ninguna puta alma ¿Por qué vienes? Corres peligro—

Pistach que era delgado llevaba gafas, y lucia un pelo perfectamente despeinado sin parecer harapiento, también llevaba una barba de tres días, no parecía ser alguien que pudiera hacer frente a un peligro de gran envergadura.

--puedo que no sepa usar un alma, pero conozco esta isla y cualquier punto débil de cualquier persona, podría tumbarte sin necesidad de liarme a dar porrazos—

--vete a la mierda, Pistach—

--bueno, lo preferiría, antes que hacer esta misión pero bueno…--

De repente un coco se desprendió de de una palmera y se acercó a gran velocidad a la cabeza de Pistach, Kurt lo atrapó a un centímetro de él.

--está bien, vámonos—dijo Kurt dándole el coco—

--va a ser un viaje muy largo…--

lunes, 31 de enero de 2011

Parón

Damos y caballeras, en vista de que muchos de vosotros estais de examenes y que yo debería estar estudiando, la 1º temporada queda cerrada.

Para los que me seguís, deciros que en cuanto acaben los examenes, volveremos con más capitulos y algunas sorpresillas.


Saludos y muchísimas gracias por leerme, de verdad ^^


Siros.

miércoles, 26 de enero de 2011

Más allá de los rugidos amenazantes.

Siros se despertó algo desorientado, miró con los ojos desenfocados por la luz que de repente entraba por la ventana.

Con la luz, la habitación se tornaba más brillante que antes, ya no tenía ese tono anaranjado. Ahora una intensa luz blanca, como la que entra por la ventana los días de verano, bañaba cada centímetro de la habitación. Tampoco estaba el olor a azahar. Ahora un intenso olor a tostadas impregnaba la casa.

Siros se incorporó y vio una mata de rastas que se movían a su libre albedrío.

--buenos días Moltbent—

--eeeehshiinassjsdias. —murmuró Moltbent arrastrando los pies, con cara de dormido y sonriendo al ver a Siros, éste, rió al verlo.

Al llegar a la cocina, vieron como Voldy, sentado a la mesa, comía, lentamente pero sin pausa, un cuenco, tan grande como una olla, de lo que parecían cereales.

Siros se sentó al lado de él mirando con curiosidad el cuenco.

--buenos días, Voldy—dijo Siros—

--¡Oh, vafa!—dijo con la boca llena, tragó con dificultad, asintiendo efusivamente—buenos días, Siros ¿has dormido bien?—

Siros asintió lentamente sin dejar de mirar el cuenco, olía bastante bien, sin embargo a la vista… no era tan suculento.

--¿qué comes?—

--¡oh! –Dijo después de una carcajada amortiguada por la servilleta en la boca—son mis cereales

--ajam—asintió Siros-

--Con espinacas—dijo Moltbent mientas cogía la jarra de leche fría y la vertía en un vaso.

--¡¿EH?!—Dijo Siros contorsionando la cara—

--están muy buenas—contestó mirando con los ojos entornados a Moltbent—

--no lo pongo en duda, pero yo prefiero un zumo y una tostada—dijo Moltbent sonriendo—

El desayuno siguió entre bromas de comidas, tostadas, mermeladas y algún que otro trozo de espinacas, Siros se armó de valor y lo probó. El resultado fue mejor del esperado.

--¿Dónde están Abatwa y Schwa?—Preguntó Siros—

--Pues mira…Schwa está en el mirador y Abatwa, se levantó temprano, siempre lo hace…—dijo Voldy -- ¡oh! Vaya ahora que lo pienso debe de estar esperándoos—

--¿esperándonos?—Preguntó Moltbent—

--Si, mira… al parecer ella ir con vosotros bajo tierra-- ¡oh! ¡Vaya! Debo ir a hablar con ella, tiene que recoger mi libro de ruso—

Voldy se levantó dejando el cuenco con algún rastro de comida. Según había oído Siros, Voldy podía comer inmensas cantidades de comida, eso sí muy, pero que muy despacio.

Moltbent y Siros se apresuraron a tomar la escalera hacia los pisos inferiores. Llegaron a una habitación que parecía tener más pinta de cueva que las demás. No había papel en las paredes ni muebles, ni decoración salvo por la entrada a las profundidades donde Voldy y Abatwa esperaban.

La entrada estaba decorada con columnas de estilo jónico, talladas en la misma pared y en la parte superior de la entrada, un friso simple también tallado en la misma pared y que parecía estar sujetado con las columnas, terminaba de darle una decoración pintoresca a la sala.

--No bajamos mucho a esta zona, por eso apenas está decorada—dijo Abatwa—

--¿Quién ha tallado los adornos de la entrada?—preguntó Siros.

--Abatwa—dijo Moltbent—Se le da bien la piedra y todo lo que tenga que ver con la tierra.

Se notaba también en el olor que apenas habitaban allí, un intenso olor a tierra movida, de esa que se huele cuando los niños hacen agujeros en la tierra mojada, impregnaba toda el lugar.

--Bien, el objetivo es simple,--empezó Abatwa—Atravesaremos el túnel hasta llegar a la ciudad, que es hasta dónde debe llegar—

--¿atravesaremos?, ¿tú vienes?—dijo Moltbent—creía que ninguno de los cuatro se les permitía la entrada—

--¿los cuatro?—dijo Siros mirando hacia arriba extrañado—pero si son tres…--

Abatwa movió la mano derecha como espantando las palabras de Moltbent.

--Primero, el túnel no está completamente terminado, por lo que me necesitáis-- dijo sonriente—además tengo que ir a por el libro de Voldy—

--¡Oh! ¡Qué detalle!—interrumpió Voldy mirando a Siros y a Moltbent nerviosamente---

--y por último necesitamos la ayuda de la cuarta habladora—

--¡¿QUÉ CUARTA?!—gritó Siros –

--OOOAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGR—

Todos miraron a la vez al interior de la cueva, de dónde provenía el espantoso rugido que acababa de retumbar por toda la casa. Siros que tenía los ojos como platos empezó a preocuparse y ya no le parecía tan buena idea pasar por debajo de la tierra, a fin de cuentas había sido atacado hace un día por una serpiente marina gigante.

--¡oh, vaya!—se limitó Voldy a decir claramente asustando—

--ahora saben que estamos cerca—dijo Moltbent—

--¿Quiénes?—

--oh, pues los topos—dijo Voldy que se arremangó y empezó a dar pasos hacia la entrada con aire desafiante—sucias bestias asquerosas, devolvedme mi libro malditos cabrones—

--¡Voldy!—dijo Abatwa con los ojos muy abiertos—

--oh, vaya, perdón—dijo Voldy que sacó un pequeño trozo de chocolate del bolsillo y empezó a comérselo muy despacio—

--Siros, --empezó Abatwa – la cuarta habladora es también una de nosotros, pero ella vive lejos, muy lejos junto a la ciudad. Es nuestra informadora, antes de entrar en la ciudad debemos llegar a su casa.

--OOOOOOOOOOOOOOOOAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAG—

--parece que está impaciente por vernos ¿eh?,¡¡ maldito hijo de puta!!—dijo Voldy otra vez perdiendo los estribos—

--¡¡VOLDY!!!—dijo Abatwa otra vez mirando desafiante a su amigo—te necesito aquí, Schwa estará en el mirador horas, puede que un día entero, así que necesito que tú te quedes aquí vigilando—

--oh, claro—dijo mirando a su amiga con cara de situación

--tranquilo, encontraremos tu libro—dijo Siros levantando el pulgar—

--toma—dijo Abatwa lanzándole una concha grande de color azul intenso y sacando ella otra del mismo color—estaremos en contacto—

--¡En marcha!—dijo Moltbent

Así empezaron la ruta subterránea Siros, Moltbent y la curiosa Abatwa. Caminando hacia el oscuro interior de la gruta más allá de los rugidos que retumbaba por toda la gruta. Mientras Schwa, llamaba con todas sus fuerzas desde el mirador a Voldy , nerviosa por lo que acababa de ver.